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Memoria, Verdad y Justicia

Reflexiones a 41 años del cruento golpe de Estado del 24 de marzo de 1976

23 de Marzo de 2017 - Desde el 11 de marzo de 1973 hasta el 24 de marzo de 1976 pasaron tres años con una dinámica tremenda en lo político, en lo económico y en lo social. Fueron tres años donde la esperanza democrática de los setenta fue arrastrada por los hechos, las circunstancias, los titubeos y errores de los políticos, las internas demoledoras, entre otros factores que fueron allanando el camino para que la sociedad argentina quedara a las puertas de un nuevo golpe de estado, el más grave en pérdidas humanas y el más grave en pérdidas económicas.

En lo político se fueron sucediendo increíblemente los acontecimientos: la asunción de Héctor Cámpora, el regreso de Perón, Ezeiza, la presidencia y muerte de Perón, el asesinato de José Rucci, la asunción de Isabel Martínez, la creciente influencia de José López Rega, la Triple A, el asesinato de Rodolfo Ortega Peña, el atentado contra Hipólito Solari Yrigoyen, el aplastamiento de la huelga en Villa Constitución en Acíndar, el temerario grupo de tareas en Córdoba “Comando Libertadores de América”, el alza en el precio del petróleo, el Rodrigazo, el caos social y la incipiente violencia. Factores que paulatinamente dieron lugar al crecimiento político de la influencia de las Fuerzas Armadas que dejaron al gobierno constitucional cada vez más cercado y cada vez más solo, poco pudo hacer el viejo caudillo radical Ricardo Balbín para salvar la vapuleada democracia que finalmente se vino a pique el 24 de marzo de 1976.

Cacería humana

Tras la madrugada del 24 de marzo vino lo peor de una represión que ya había mostrado algunos escenarios de ensayo como lo fue el denominado Operativo Independencia en Tucumán, donde las prácticas de persecución y tortura y desaparición de personas fueron sistemáticas, en un trágico preludio de la brutal represión tras el golpe militar. Tal el caso del centro de detención clandestino La Escuelita en Famaillá.

Era la aplicación del brutal método utilizado por los franceses en Argelia solo que esta vez en las propias narices de la sociedad argentina.

Allí mismo en Tucumán, Videla, en ese momento jefe del Ejército, había emplazado al gobierno constitucional. Noventa días de plazo le dio para salir del paso. Cumplido el tiempo Isabel fue retirada en el helicóptero de la Casa Rosada hacia Bariloche donde cumpliría varios años de prisión.

Luego comenzó una terrible cacería humana. El primer muerto de la dictadura fue Bernardo Alberte, quien fuera edecán de Perón. A las 2.45 del 24 de marzo fue arrojado por el balcón de su casa en Buenos Aires por integrantes de la Policía Federal y del Ejército. Una versión de Miguel Bonasso dice que el segundo en la lista era Héctor J. Campora, quien fue advertido de la situación y logró huir hasta encontrar asilo en la embajada de Méjico.

Luego la lista sería interminable con más de 30 mil desaparecidos en distintos centros de detención clandestinos distribuidos en todo el territorio nacional. Tales como La Perla y Campo La Ribera. El D2 en Córdoba; la ESMA en Buenos Aires; El Campito en Campo de Mayo; El Vesubio en Provincia de Buenos Aires; Pozo de Arana, Brigada de Investigaciones de La Plata, entre otros.

Y con la dictadura no solo vino la represión descabellada sino que la sociedad fue testigo impávido del desmantelamiento del sistema productivo industrial argentino, la destrucción de las organizaciones populares, el lastre de la deuda externa que nunca se supo dónde se invirtió, el desgaste de los sistemas de educación y salud pública y la implantación en la sociedad de la idea de que todo lo que era del estado era malo e ineficiente, preludio del proceso de privatización y del traspaso de los hospitales y escuelas nacionales a las provincias, muchos de estos hoy en ruinas, aunque sigan funcionando ante la imposibilidad de los estados provinciales de dotarlos de los recursos necesarios. Quedaron de esta manera el Ministerio de Educación de la Nación sin escuelas y el de Salud sin hospitales.

También durante la gestión de José Alfredo Martínez de Hoz, al frente del Palacio de Hacienda, asistimos a la ruptura del sistema eléctrico nacional consolidado por la histórica labor de Agua y Energía. A esto se sumó la falta de políticas públicas para la preservación del agua, que tiene hoy como consecuencia que en muchas grandes ciudades la provisión del servicio de agua potable esté en manos de empresas privadas e incluso multinacionales, con la consiguiente toma de ganancias y falta de inversión.

En la UNRC

Respecto concretamente a la Universidad Nacional de Río Cuarto fue una de las épocas más difíciles que debió sufrir en sus 45 años de vida.

En la madrugada del 24 de marzo las Fuerzas Armadas se hicieron cargo del gobierno universitario. A partir de allí se vivieron las persecuciones, las listas negras, las detenciones, personal de las fuerzas armadas y de seguridad armados que circulaban por el campus, entre otras difíciles circunstancias que debió atravesar la universidad pública. Y se suspendió el ingreso irrestricto ya que se debía aprobar un examen de ingreso para cursar carreras en la casa de estudios.

Algunas de las personas muertas durante el golpe de estado de 1976 vinculadas a la UNRC fueron Alberto Pinto, Jorge Rodolfo Harriague, Ernesto Silver y José Alfredo Duarte.

Frente al comedor universitario hay un monolito que recuerda a los desparecidos de Río Cuarto.

Muy cerca de este lugar se encuentra la Plaza de la Militancia en el sector donde fueran las aulas F1 y F2, escenarios de tantas asambleas y luchas en la política universitaria desde 1983 y símbolos de la floreciente democracia en la casa de altos estudios.

La Perla y Río Cuarto

Esta fecha es propicia para recordar que el viernes 21 de octubre de 2016 el doctor Carlos Facundo Trotta, fiscal de la megacausa La Perla, disertó en la UNRC sobre los fundamentos del juicio más grande de la historia judicial de Córdoba en el que Luciano Benjamín Menéndez y otros 27 acusados por delitos de lesa humanidad durante la dictadura militar recibieron la condena a prisión perpetua. La disertación se tituló: “La Perla y después. Reflexionamos sobre la sentencia de la megacausa y los desafíos futuros en materia de memoria, verdad y justicia”.

Dijo que Río Cuarto tuvo muchas víctimas del terrorismo de estado y nombró a algunas de ellas relacionadas con la megacausa como Rita Ales, Gerardo Espíndola, Ignacio Cisneros, Sergio Comba, Berta Clara Perassi, Juan Carlos Perchante, Rodolfo Alberto Ponce, Félix Roberto López, María Susana Mauro, Rodolfo Lucio Espeche, María Zulema Ahumada, José Alfredo Duarte. “Tanto a ellos como a los riocuartenses que lograron sobrevivir a La Perla les dedicó esta charla” expresó entre medio del aplauso de los concurrentes.

DIRECCION DE PRENSA Y DIFUSION UNRC